miércoles, 4 de octubre de 2017

Umabel, el Ángel que trae la armonía entre amigos y familiares




Atributo: Dios por encima de todo.
Planeta: Venus.
Coro Angélico:  Virtudes.
Sefiráh: Netzaj.
Horario de regencia: de  20 a 20:20 horas.
Se lo invoca para:
  • Vivir una vida según las leyes divinas.
  • Hacer recapacitar a aquellos que se apartan de los mandamientos.
  • Mantener la armonía entre los amigos.
Los nacidos bajo su regencia:
Los que nacen  bajo esta influencia amarán  los viajes y los placeres honestos. Será muy amoroso y sensible. Tienen conciencia de la forma correcta de actuar, es también una persona introvertida, afectuosa y no se adapta a los cambios fácilmente. Es tradicionalista manteniéndose fiel a los valores enseñados por sus padres. Es dotado de muchísima intuición, está abierto a todo lo que está a su alrededor, pero sin involucrarse. Para sentirse bien en una posición social o de trabajo necesita tener ideales y crearlos como si fuera una religión. Necesita soporte ideológico. No le gustan las personas agresivas o indescifrables. Es paciente al extremo y capaz de soportar todo de la persona amada o algún familiar. Cuando no recibe afecto prefiere el aislamiento. Su fuerza vital se manifiesta en la paternidad o la maternidad. Busca establecer con las personas una imagen filial, será estimado por su  equilibrio, dulzura, amabilidad y afectuosidad. No estará interesado en modificar las situaciones de un grupo o clase social. No es un revolucionario pero sí utiliza las energías en las personas más allegadas o en un caso específico. Organiza su vida de acuerdo con su conciencia, manifestada libremente a través de buenos actos y compañerismo
Cita bíblica:
Bendito sea el nombre del Señor,
desde ahora y para siempre.

Salmo 113:2

UMABEL: ‘EL ASPIRANTE A MONITOR’

Había estudiado mucho en los últimos 150 años, Umabel no se conformaba con su condición de aprendiz de Arcángel y quería demostrar a todos que podía llegar a ser un guía excelente en el que se podría confiar.
Con ese propósito se dirigió una vez mas a las oficinas de reclutamiento. Allí era donde debía entregar su solicitud para ser admitido como monitor de Arcángeles. Había soñado tanto con llegar a ser uno de ellos, que estaba dispuesto a pasar cualquier prueba para conseguirlo.
– El siguiente -pudo oír el aspirante Umabel -.
Era el. Había llegado su turno. Tenia en sus manos la oportunidad, y esa oportunidad era un cuestionario que relleno con sus respuestas.
– ¡Ajá!, veo que dices tener vocación para ocupar el puesto. Ya veremos si es así. Vamos, adelante -.
Ya estaba dentro. Delante de el una larga fila avanzaba lentamente y al principio de esa cola los solicitantes iban siendo entrevistados.
Umabel observo como muchos volvían sobre sus pasos y quiso saber el motivo de ello.
– ¿Por qué te marchas compañero? -le preguntó interesado -.
– No sirvo para el puesto -contestó entristecido -.
– Vaya -pensó Umabel – al parecer no será tan fácil como creía.
No tardo en llegar su turno, y sin que le diese lugar a respirar, le preguntaron.
– Cual es tu especialidad?.
Viendo que no acababa de salir de su asombro, le repitieron una vez mas.
– Vamos no tenemos toda la eternidad. El mundo nos necesita ahí abajo. Responde, cual es tu especialidad?
– La amistad. -dijo rápidamente Umabel -.
– Veamos que tenemos por aquí. A ver…, si, creo que ha habido suerte. Tenemos un caso de amistad, pero mucho me temo que no te resultara fácil. Otros lo intentaron pero fracasaron.  Que dices, lo aceptas?
– Si lo acepto -contesto entusiasmado el joven aspirante -.
– Pues ponte en camino cuanto antes. Tienes cuatro días para conseguirlo.
Así fue como el Arcángel Umabel se traslado urgentemente al lugar donde debía realizar su misión.
Allí estaba Mercur, solo, muy solitario. Se le hacia raro el sabor de la soledad, pues siempre había tenido al lado a un buen amigo, pero desde que le hizo aquella faena, el odio pudo mas que la amistad.
El corazón de Mercur estaba destrozado. Se había enamorado de alguien muy especial, pero su mejor amigo se cruzo en su camino y la alejo de el. Su mejor amigo, tenia gracia.
No muy lejos de allí, se encontraba aquel que un día fuera su sombra. Había compartido con el todo cuanto tenia.
Sol no pudo evitar el enamorarse de la misma chica que su amigo. Ella eligió y le escogió a el, pero no duraría mucho, pronto le abandonaría y aquello le hundió. Ahora se cobijaba en la droga, ella era su única compañera.
Umabel comprendió que debía actuar y pensó un plan.
Mercur se sintió atraído extrañamente hacia un lugar. Jamás  iba a el, pero aquel día le apetecía hacerlo, pero cuando se encontraba en camino unos malhechores le asaltaron.
Eran muchos contra el y sabia que iba a ser castigado y maltratado. Cuando ya todo parecía que iba a recibir una gran paliza, una voz vino a socorrerle milagrosamente.
– Buscáis dinero para droga. No os molestéis yo os lo facilitare, pero dejad al muchacho.
Era Sol el que acababa de salvarle. Metiendo su mano en el bolsillo de su chaqueta saco toda la droga que había en el y se la entrego a aquellos rufianes, los cuales se conformaron con el cambio.
Sol quedo frente a Mercur. Se miraron a los ojos y el recuerdo de un hermoso y feliz pasado hizo que de ellos brotasen gruesas gotas que cubrieron su rostro. Lloraban de amor. Un sentimiento que siempre habían compartido el uno por el otro y que durante un tiempo había permanecido acallado.
Umabel había conseguido su misión. Ya podía volver al cielo de donde vino. Allí seria recibido como un excelente monitor.
Fin

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