María,
Santísima Madre de Dios, y Madre nuestra,
que
actúas bajo la fuerza y la inspiración del Espíritu Santo,
y
eres la reina de los Ángeles que te asisten en todo momento.
Como
nuestra Madre, tú sabes que nuestra vida está llena
de
pequeños y grandes nudos,
de
problemas que parecen no tener solución,
tanto
en nuestras necesidades como en la vida sentimental.
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Por
mediación tuya nos dirigimos a nuestro Dios Padre,
por
Jesucristo y en el Espíritu Santo,
unidos
a todos los ángeles y todos los santos.
María
coronada de doce estrellas,
Virgen
de la Inmaculada Concepción,
con
la luna bajo tus plantas,
que
pisas con tus santísimos pies la cabeza de la serpiente,
fomentadora
de todo mal y maldad
causa
de toda flaqueza e imperfección:
no
nos dejes caer en la tentación del maligno.
Mujer
gloriosa llena de la presencia del Señor,
libéranos
de cada esclavitud, confusión e inseguridad,
Madre
generosa, danos tu gracia y tu luz
y
ayúdanos en nuestras adversidades,
te
rogamos humildemente:
desata
los nudos de nuestras dolencias físicas
y
de las enfermedades incurables.
Desata
los nudos de nuestros conflictos psíquicos,
de
nuestras desesperanzas, angustias y miedos.
Desata
los nudos en nuestras penurias y carencias económicas,
en
todo aquello que nos hace sentir infelices.
Desata
los nudos en nuestras familias
y
en el trato con nuestros hijos y personas queridas.
Desata
los nudos en la esfera profesional,
en
la imposibilidad de encontrar a un trabajo digno
ó
en la esclavitud de trabajar con exceso.
Desata
todos los nudos de nuestros corazones
para
ser libres de amar con generosidad.
Desata
los nudos en nuestra relación de pareja,
en
las infidelidades, falta de unión y desamor.
Santa
María escúchanos, líbranos de todo mal,
desata
los nudos que aprisionan nuestro corazón,
y
alcánzame solución y alivio en esto que tanto me atormenta:
(pedir
lo que se desea conseguir).
Madre
santísima, desata nuestros nudos, ruega por tus hijos,
¡siempre
seas alabada y bendita por ayudarnos!
Amén.